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En unos momentos que había bajado la producción de carbón con graves consecuencias para la población del municipio de Páramo del Sil se comenzarán dos obras que no sólo remediarán la situación, sino que contribuirán a que alcance su máximo de población, acercándose a los 5.000 habitantes. Estas dos obras no son la presa de Matalavilla y el canal de Peñadrada.

Durante la década de los 60, llegaron a trabajar en ellas cientos de obreros del municipio, y si bien fueron muchos los que mejoraron su situación económica, otros en cambio dejaron su vida en ellas, ya que fueron varios los obreros que perdieron su vida en la construcción de la presa de Matalavilla.

Los trabajos de campo y replanteo de la presa de Matalavilla se iniciaron en el verano de 1958 y los de excavación en el otoño del mismo año, empezándose al año siguiente la excavación de la caja de la presa. En septiembre de 1965 comenzaron los expedientes de expropiación de los terrenos que quedarían anegados por el embalse. En el 1967, el 24 de febrero, se termina el estribo izquierdo y los últimos bloques de la presa, con lo que alcanza hasta la coronación una cota de 960.80 m, terminándose la presa, a falta del aliviadero; el 22 de noviembre se acaban de colocar las compuertas y a partir de ese año de 1967 ya está en fase de explotación.

Se trata de una presa de bóveda de doble curvatura, con una altura de 98 m sobre el cauce, 240 m de longitud en la coronación y 115 m de alto sobre el punto más bajo de la cimentación y cuya superficie de la cuenca del río Valseco es de 63 Km2.

Vecinos de pueblos del municipio trabajaron de mano de obra como albañiles, peones, carpintero y, precisamente, tal y como se recoge en el Diario Técnico de la presa, el carpintero que hizo el encofrado de la caseta del desagüe del fondo a 85 pts/m2 era de Páramo.

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Fuente: Páramo del Sil. Historia, Arte y Sociedad de un Municipio.