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Las sociedades rurales del Antiguo Régimen vivieron completamente desprotegidas ante los avatares de la vida: el dolor, las malas cosechas, las enfermedades, la perdida de ganado, la climatología adversa… Fueron cientos de generaciones que vivieron en ese entorno donde la naturaleza estaba por encima de ellos. Para protegerse contra tantas amenazas, se sirvieron de toda una serie de ritos.

Entre los ritos paganos está el uso de imprecaciones a las fuerzas de la naturaleza y el uso de ciertas plantas. Entre los religiosos, las oraciones a la Virgen y a los santos taumatúrgicos, las rogativas implorando la lluvia, los conjuros que los protegiesen de las tormentas y de las malas cosechas, las bendiciones de los sacerdotes sobre las personas, los animales, las casas y los campos; y la cruz clavada en el dintel o en las mismas puertas de las casas y cuadras para implorar la protección de sus moradores, personas y animales.

Uno de los ritos realizados por los campesinos para salvaguardar sus cosechas de centeno y de trigo consistía en llevar el día de Ramos ramas de madroño a la iglesia parroquial para que las bendijera el cura y una vez benditas las llevaban a las tierras de labor.

Los ritos sincréticos, que se basan en la mezcla de prácticas antiguas paganas con ritos cristianos, fueron tan corrientes hasta el siglo XIX como los demás, pese a la persecución de tales ritos practicada por la iglesia.

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Fuente: Páramo del Sil. Historia, Arte y Sociedad de un Municipio.