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Sorbeda recibió los fueros de población del abad del monasterio de San Andrés de Espinareda en el año 1265, dividiendo el territorio en siete cáñamas. La distribución de la población por el monasterio de san Andrés junto con la geografía del lugar favorecerá una dispersión espacial de la población en barrios, que daría lugar a la actual formación de sus siete barrios: la Carrera, las Eras, Piñeiro, Campo, Tesón, Corcillada y Hondo del pueblo.

La mayoría de sus viviendas son modernas, levantadas o reconstruidas en el siglo XX. En la actualidad dominan las casas unifamiliares de dos plantas, pero hasta comienzos del siglo XX, la gran mayoría eran de planta baja. Esta renovación de caserío trajo consigo la desaparición de su arquitectura tradicional, de la que solamente quedan unas pocos casas. Una de las características de la casa tradicional en zonas rurales era la presencia del horno, corredores de madera, así como el uso de materiales como esquistos pizarrosos, madera y barro.

Sorbeda siempre ha sido un pueblo rico, primero por la ganadería y más tarde por la minería. Pese a disponer de pocas tierras de regadío y depender del agua de las precipitaciones, Sorbeda ha contado con abundantes tierras de pasto y monte bajo, y junto a ellas tierras de pan, de centeno, patatas de secano y un poco de maíz.

Tradicionalmente la ganadería, a falta de tierras de regadío, fue la actividad económica más importante. Y si la incidencia del ganado mayor era trascendental para la economía doméstica familiar no lo fue en menor grado, el del ganado menor: ovejas, cabras…

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Fuente: Páramo del Sil. Historia, Arte y Sociedad de un Municipio.