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25 Noviembre 2024
Si ha habido un sonido que ha marcado los tiempos de los acontecimientos más trascendentales de la vida de nuestras gentes, éste ha sido sin duda el de las campanas de las iglesias y ermitas. Sin embargo en la capital de municipio el toque de las campanas fue en ocasiones tan continuo que provocó el malestar de algunos vecinos sobre todo en épocas como el siglo XIX y primeras décadas del XX de un acentuado anticlericalismo.
Existen diversos toques de campanas en función de su finalidad, distinguiendo en primer lugar entre toques religiosos y profanos:
Toques religiosos.
Toques de horas, toques litúrgicos, toques devocionales, toques asistenciales y toques a muerto. Uno de los más sentidos por su cadencia y la tragedia de su significado era el toque de difuntos, y que se diferencia si el que moría era un niño (se tocaba una vez), si era mujer (dos) y si era un hombre (tres). Luego también estaba el toque de misa.
Toques profanos.
Los había para convocar a concejo, a vecera, a facendera; para avisar de un peligro (incendio); para ahuyentar a la tormenta; para exaltación de la monarquía y de los gobiernos de la nación… Al terminar la misa mayor se tocaba a concejo con una sola campana y con un toque normal, mientras que para avisar de algún fuego o de algún peligro, a rebato, con dos campanas juntas y a la vez.
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Fuente: Páramo del Sil. Historia, Arte y Sociedad de un Municipio.