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El senderista que desde Páramo se disponga a hacer el trayecto de La Campona, ha de saber que hace si no repetir el camino que desde tiempo inmemorial han venido realizando los pastores de Páramo y que ellos llamaban "subir a la Sierra”.

En los meses de verano el ganado se conducía a estas brañas para aprovechar los pastizales de los valles y abrevar en sus fuentes y arroyos.

Los pastores, que se turnaban por veceras, "arimaban” las reses a los valles cercanos: Valsenagua, Fasgueo, Salgadinas, Salgadonas…

El itinerario comienza en el "pico de la Villa”, se toma la cuesta del "Treitorio” que nos saca del pueblo y nos conduce en constate subida hasta el paraje de la fuente de la Vara y El Tesón (pequeña meseta de tierras de cereal, desde hace tiempo en barbecho). Desde este punto caminaremos en llano hasta "la corrusquina” donde se asientan los últimos castaños, dando paso al roble, a la encina, la retama y el brezo (escobas y urces). En el teso de Revilán y superado éste, el camino gira 180º en una pronunciada curva dirección norte. A partir de aquí se suceden curvas y contracurvas en constante ascensión que nos llevan al Cabano de "Los Angelinos”, instalado en la base de una ladera de piedra suela (llera). En sus proximidades encontramos una fuente y su abrevadero que invitan a un breve reposo.

Superado el cabano y los corrales, la senda toma dirección sureste en ascenso hasta unas peñas visibles en todo el trayecto conocidas como la "mata de los bueyes”. Alcanzado este lugar y caminando unos 20 minutos avistaremos el pilón de la Campa, el refugio y la vasta majada de La Campona. La vista desde mirador natural es espectacular: El valle dela Tejera y Salentinos y el macizo de Catoute al Este. Soledad, belleza y todo un lujo para la vista.

Al final de la Campa, frente a los antiguos corrales se toma de nuevo el camino que, en una hora y llaneando entre pinos nos deja ante el refugio de Pedrosillo. Paraje de silencio y hermosura, con una de las mejores y más frías fuentes de la Sierra, en donde aún queda algún resto de las pequeñas "bañeras” en las que los pastores enfriaban la leche. Si quedan fuerzas para ascender la collada donde se asienta el cabano, encontraremos un arco natural de singular belleza: "Peña furada”. La panorámica que desde esta ataya se ofrece compensa el esfuerzo realizado.

También se puede, partiendo del cabano, continuar camino unos minutos más hasta llegar al paraje conocido como "peña rodera” desde donde damos vista al Valle de Primout y al pueblo de Urdiales.