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Estaba alejada medio kilómetro del pueblo. El que estuviese tan lejos y en un lugar montañoso y con una climatología muy adversa en los meses de invierno, obligará a que los feligreses se tuviesen que sacrificar con mucha frecuencia para poder asistir a los oficios religiosos, ya que en más de una ocasión los mozos del lugar tendrían que romper las nieve para que el sacerdote y los vecinos pudiesen llegar a la iglesia. Todo esto posibilitó que desde mediados del siglo XVII se pensase en utilizar la ermita, que estaba en el medio del pueblo, como iglesia parroquial.

Esta iglesia era bastante humilde y de origen medieval. La pila bautismal estaba fuera de la iglesia, en un cobertizo situado en el pórtico del mediodía. Desde mediados del siglo XVII hasta que se cerró al culto, doscientos años más tarde, sufrió importantes obras, entre ellas la construcción de una nueva portada de arco de medio punto en el año 1660; la construcción de una nueva torre en torno al año 1675; el maderamiento del cuerpo de la iglesia en 1677; y la edificación de una nueva torre en 1818, que ya se había mandado hacer en 1761. Además, consta documentalmente que se pintó el retablo de san Miguel en 1669 y que se hizo una nueva custodia en 1686.

El platero astorgano Juan de Villalobos, autor de obras de plata de gran calidad en el Concejo de Ribas de Sil de Abajo, contrató con el mayordomo de la iglesia, Marcos García, un cáliz con su patena por 20 ducados para la iglesia de Primout en el año 1595. El cáliz de plata, torneado y cercado, de 2,5 marcos de peso, fue tasado por Matías de Cáceres, provisor general del obispado en 15 ducados, menos 2 reales, el 6 de mayo de 1597.

Fuente: Páramo del Sil. Historia, Arte y Sociedad de un Municipio.